

Ascenso a la cima del Monte Paterno (2.746m) a través de su via ferrata
¡Oh, Dolomitas!
Llegamos a las Dolomitas un caluroso martes de septiembre y aún no sabemos qué festividad había allí o cerca, pero la verdad es que la cantidad de gente que había nos asustó. Parecían las ramblas de Barcelona.
Temíamos que nuestras idealizadas Dolomitas fueran a decepcionarnos al ver tal masificación, pero la verdad es que la zona es tan grande que rápidamente se empieza a perder de vista la multitud. ¿Una buena noticia? Al día siguiente no había ni la mitad de la gente, con lo que quizás esta escena no es la habitual.


Llegamos sobre el mediodía con el objetivo claro: vía ferrata del Monte Paterno o Paternkofel, por su nombre en alemán. La ruta es circular y se puede empezar tanto desde el refugio Lavaredo como del refugio Locatelli, pero recomendamos esta última opción ya que es más popular y así no te encontrarás tanta gente viniendo de cara. No es una ruta difícil, pero es necesario ir bien equipados ya que transcurre por túneles y algunos pasos aéreos, así que el casco y el frontal son elementos de seguridad fundamentales.
Prepárate para dedicarle tiempo a esta ruta, solamente el camino hasta el refugio Locatelli es todo un espectáculo y la visión de las Tres Cimas es hechizante, te aseguramos que querrás parar a apreciarlo y hacer mil fotos.
La anécdota.
Partimos pues, desde el parking de Auronzo y nos dirigimos en dirección al refugio Lavaredo. Aquí encontraremos una gran pizarra con información de otros refugios, el mapa y el tiempo que nos tomará llegar a cada uno de ellos. Nosotros nos dirigimos hacia el refugio de Locatelli o Innerkofler. Llegamos rápidamente al collado Forcella Lavaredo donde se amontonan los turistas para hacer fotos del paisaje que se abre ante sus ojos. Nosotros no podíamos ser menos 🙂
Tomamos el camino elevado hacia Locatelli, aunque lo habitual es coger la pista ancha que se encuentra delante nuestro. Una vez en Locatelli, paramos para hacer un segundo desayuno admirando las Tres Cimas de Lavaredo y rogando que aquel nubarrón negro delante nuestro se acabe desviando ya que no tiene muy buena pinta.


Acabado el desayuno nos ponemos manos a la obra. Comenzamos con una entrada suave hacia los túneles, por los que rápidamente ganamos altura y perdemos vistas. Serán unos 10 minutos de subir escaleras y en algunos puntos encontraremos el suelo mojado, con lo que hay que extremar la precaución.


Llegamos a un cruce señalizado con flechas rojas que nos indica que el camino transcurre por un tramo vertical pero bien equipado con hierros y cuerdas, con lo que la subida se hace fácil. Esto nos debe tomar unos 10 o 15 minutos según la capacidad de cada uno y la cantidad de gente que haya en el camino. Siguiendo la repisa nos encontramos con un cambio de sentido, estamos en la Forcella Camoscio y simplemente tenemos que seguir las indicaciones a la cima, que ahora se encuentra más cerca.


Hacemos una pequeña subida más con cables y rápidamente nos encontramos en la cima del Monte Paterno, desde donde se supone que hay unas vistas espectaculares a las Tres Cimas, aunque a nosotros nos recibió una densa neblina, así que no vimos nada. Esperamos unos 10 minutos a que las vistas se despejaran, pero las nubes no parecían querer moverse así que decidimos dar media vuelta y regresar.
De vuelta en Forcella Camoscio comenzó a caer una leve llovizna que, sin ser peligrosa, no hizo muy placentero el descenso hacia el refugio Lavaredo. El camino nos lleva a una pasarela dentro de la roca que tiene pinta de ser un tramo aéreo, pero la neblina nos impide ver la caída, con lo que simplemente caminamos cerca de la pared y ya está. Unos metros más allá encontramos un nuevo cable con lo que nos aseguramos a él y cruzamos a la cara sur de la montaña. A partir de aquí el descenso es fácil pero la neblina es cada vez más densa y no se ve nada cinco metros más allá.
Pasada la Forcella de Lavaredo, el paisaje vuelve a despejarse y vemos claramente el refugio de Lavaredo, punto final de nuestra ruta por hoy.


Como anécdota, comentar que comenzó a diluviar cuando nos quedaba menos de un kilómetro para llegar a la furgo y paró cuando nos encontrábamos a 200 metros.
Pasamos la noche en el parking del refugio Auronzo, compartiendo una botella de vino con otros montañistas franceses e israelíes e intentando secarnos alrededor de una pequeña estufa que tenían ellos encendida.
Ruta realizada en septiembre de 2018